REDES SOCIALES, CREER TODO?

En consecuencia, nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información, pero eso no significa que estemos mejor informados. De hecho, ahora es más complicado saber si lo que leemos es verdad o no.
Las mentiras buscan convertirse en virales y llegar a muchas personas. Aunque después se demuestre su falsedad, la mayoría de quienes leyeron la noticia original nunca sabrán que fueron engañados y eso afectará a su percepción de la realidad.
Todos tenemos prejuicios: ideas preconcebidas que determinan qué creemos y qué no.
Este fenómeno se llama “sesgo cognitivo” y favorece la difusión de la desinformación y las noticias falsas por Internet.
Por eso es importante reconocer qué referentes informativos son fiables para evitar perder tiempo y energía con contenidos sin contrastar.
Si no nos fiamos de un artículo, es mejor no compartirlo. En un momento en el que podemos enviar un mensaje a miles de personas al instante, evitar la difusión de mentiras también es nuestra responsabilidad.




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